Hoy en lavanguardia.com
"La sociedad española debe asumir que una parte de su juventud no tiene más alternativa que la emigración para poder trabajar y labrarse un futuro de progreso. Es muy duro reconocerlo, porque supone asumir un enorme fracaso colectivo. Pero las cifras hablan por sí solas: el paro afecta a más del 40% de los jóvenes. Y lo más grave es que no hay perspectivas de que la situación pueda mejorar en varios años, según coinciden en vaticinar la mayoría de las previsiones.
El sistema productivo español se muestra incapaz de dar empleo a la generación mejor formada de la historia y en la que mayores recursos económicos se han invertido. Lo más racional sería redoblar los esfuerzos para poder aprovechar todo ese enorme potencial de conocimiento en el desarrollo y el progreso del propio país, pero son cada vez más los jóvenes que deciden hacer las maletas en lugar de sentarse a esperar.
La sociedad española puede contemplar el fenómeno de la emigración laboral de los jóvenes de forma pasiva, como una tendencia inevitable, o bien de una forma activa, como algo positivo para su formación, y arbitrar ayudas para hacerles más fácil este proceso y para propiciar opciones de regreso tan pronto como fuera posible. En este sentido, habría que estudiar el establecimiento de acuerdos específicos con determinados países. Siempre será mejor que el fenómeno se desarrolle de la forma más organizada posible.
Quienes tienen mayores posibilidades de encontrar empleo más allá de nuestras fronteras, sin embargo, son los mejor preparados. Este hecho puede suponer una pérdida de talento que, por una parte, empobrezca al país y, por otra, refuerce a nuestros competidores. Esta pérdida de talento es grave para todos los sectores, pero especialmente para los vinculados a la investigación y la innovación. En estos ámbitos se hace preciso mantener una actitud activa en la captación de cerebros, en línea con los diversos programas que ya están en marcha –aunque también afectados por los recortes–, así como el mantenimiento de puertas abiertas para el regreso de los que ahora puedan marchar.
En épocas de crisis, el talento y el espíritu emprendedor son más necesarios que nunca para la mejora de la competitividad, la puesta en marcha de nuevas actividades y la creación de empleo. Perder a las personas mejor formadas es algo que un país puede pagar muy caro en términos de menor bienestar.
El trabajo de los jóvenes en el extranjero, en cualquier caso, no necesariamente debe verse como algo negativo sino como una oportunidad que tienen para mejorar en experiencia, para conocer otras realidades y para acumular nuevos conocimientos que pueden ser aprovechados algún día en el desarrollo del propio país. Pero, fundamentalmente, puede ayudarles mucho a tener una visión más amplia de la creciente globalización en la que hoy en día se mueve el mundo. Disponer de una generación de jóvenes con esa mentalidad global y abierta puede ser muy importante para el país y para la expansión internacional de la economía española, que tiene en el mercado exterior su principal vía de crecimiento. Hoy el mundo es global, y se necesita formar ciudadanos preparados para salir adelante en ese nuevo y competitivo escenario. No hay más remedio que hacer de la necesidad virtud y pensar que la emigración de los jóvenes, aunque sea forzada por la realidad laboral interna, puede contribuir a ello."
Fuente: Lavanguardia.com
Nenhum comentário:
Postar um comentário